miércoles, 13 de enero de 2010

Evolución del sector televisivo. (2000-2005) La madurez del sector

En esta última entrada realizaremos un resumen del sector televisivo a partir del año 2000. Este periodo se caracteriza por que el sector alcanza su madurez, esto se demuestra de diferentes formas: mientras las cadenas privadas comienzan a cotizar en bolsa (tanto Telecinco como Antena3; RTVE se adscribe a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, la SEPI. Los modelos de gestión giran definitivamente hacia una visión más comercial.

Es en 2005 cuando se reparten las licencias de TDT a Veo Televisión, Net TV y La Sexta – una nueva cadena que surge en esta etapa con emisión también en analógico -. Un cambio significativo también respecto a la etapa anterior es el paso de Canal Plus al formato digital cediendo su frecuencia analógica a Cuatro. A pesar de estos cambios, se mantiene el oligopolio televisivo entre las tres cadenas más fuertes: Antena 3, Telecinco y TVE.

En la modalidad de televisión de pago, se consuma la fusión de Vía Digital y Canal Satélite Digital. Igualmente se fusionan los operadores Auna y Ono. A pesar de esto se vive una mala situación para los operadores televisivos, el abandono de Quiero TV refleja claramente esta situación. Del año 2000 al 2004 todos los operadores perdieron dinero.

El mercado publicitario sufre continuos altibajos. Al fuerte crecimiento que se produjo entre 1999 y el 2000, le siguió una fuerte reducción en 2001 y una posterior recuperación en 2003.

Según Artero, esta concentración es fruto de la regulación del mercado.

En cuanto a la programación surgen los programas denominados “reality show”. Se invierte en realizar este tipo de programas que además son promocionados – mediante tertulias – por los magazines de la cadena. De esta forma se consigue un efecto retroalimentador en el que programa de una cadena “crean” interés por otros programas de la misma parrilla.

Este comportamiento viene a demostrar algo que ha sido el rasgo común de todas estas etapas televisivas: que la supuesta responsabilidad social de las televisiones se deja de lado y son, en definitiva, los resultados los que mandan.

jueves, 7 de enero de 2010

Evolución del sector televisivo. (1995-1999) De la máxima audiencia a la máxima rentabilidad

En este segundo periodo se producen movimientos dentro del sector, tanto en cuestiones de propiedad como en la propia filosofía de los medios. Antena 3 pasó a ser propiedad de Telefónica y Telecinco a los grupo Correo y Planeta.

La rentabilidad pasó a ser una constante para las televisiones durante este periodo, los resultados fueron positivos prácticamente todos los años y acabaron con un ratio de endeudamiento de 0,64 en el caso de Antena 3 y de 1,10 en el caso de Telecinco, según los datos publicados por Juan Pablo Artero.

En este periodo surgen dos plataformas de pago digitales que protagonizarían una encarnizada batalla comercial que les llevaría a tener pérdidas. Fue la aparición de Canal Satélite Digital (Sogecable) y Vía Digital (Telefónica, TVE y Televisa). Tras la guerra comercial que protagonizaron hubo un intento de fusión en 1998.

Respecto a la televisión pública, TVE – a pesar de obtener beneficios en algún ejercicio – no era capaz de subsanar su deuda que, según Artero, superaba los 500.000 millones de las antiguas pesetas. Por otra parte, las autonómicas continuaban con una progresión positiva tanto económicamente como en términos de audiencia.

El mercado publicitario cambió la tendencia del periodo anterior creciendo casi un 60%, algo que benefició a todas las cadenas. Los anuncios recuperaron su precio y esto repercutió en el aumento del tiempo que se dedicaba a la publicidad. Las dos cadenas privadas que emitían en abierto, Telecinco y Antena 3 se situaban a la cabeza en emisión de publicidad al dedicar hasta un 20% de su emisión a anuncios publicitarios. Por detrás se situaban TVE y La 2 con un 15% cada una.

En términos de audiencia, TVE se mantenía como líder seguida de Antena 3 y Telecinco. Las autonómicas aumentaban su audiencia, especial mención merece TV3 en Cataluña que, por sus registros de audiencia, logró situarse entre las cadenas más vistas a nivel nacional. Las plataformas de pago durante este periodo doblaron su número de abonados alcanzando aproximadamente los tres millones.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Evolución del sector televisivo. (1990-1994) Los inicios nunca fueron fáciles...

Durante esta primera etapa, desde 1990 hasta 1994, el autor Juan Pablo Artero la califica como una gran oportunidad para los grandes grupos de comunicación tanto nacionales como extranjeros. El mercado se repartió de la siguiente forma:

- Antena 3: formada por Godó y, posteriormente, por el grupo Zeta.
- Telecinco: formada por Mediaset y la Once.
- Canal Plus: formada por Sogecable y siendo el primer canal de pago.

Las tres cadenas iniciaron su emisión en 1990. El comienzo de esta aventura televisiva no fue fácil dado el contexto de entonces: la guerra del Golfo (un año después) y la crisis económica. Las tres cadenas privadas sufrieron principalmente por las grandes inversiones iniciales, la inexperiencia en la gestión y el encarecimiento progresivo de los contenidos. En 1994, cuatro años después del inicio, tan sólo Canal Plus presentaba unos resultados rentables y esto fue gracias al millón de abonados aproximados que tenía la cadena.

Respecto a los contenidos, Artero lo califica como “homogeneización de la oferta” producto un efecto copia. En general se apuesta por la ficción. Matizando, TVE apuesta por la información y el deporte; Telecinco por los concursos y el entretenimiento en plató; Antena 3 por una programación más familiar y Canal Plus que apostó por los grandes estrenos de cine.

En dicho periodo los espectadores tan sólo aumentaron levemente – según las estadísticas se pasó de 184 minutos al día en 1990 a 210 minutos en 1994 -. El mercado televisivo que apenas había aumentado en espectadores, se encontraba ahora con una oferta multiplicada produciendo la fragmentación del mismo. Las dos cadenas de TVE perdieron la mitad de su cuota de pantalla en esos cuatro años. Al final del periodo, tanto Telecinco como Antena 3 le igualaban en términos de audiencia.

Este estancamiento de la audiencia produjo un freno en la inversión publicitaria. Ante esto, las cadenas saturaron sus emisiones con anuncios que se duplicaron entre 1990 y 1994. En cambio, el precio de estos cayó hasta un 70% a finales de 1994 con respecto al precio que tenía ese espacio en 1990. La situación de crisis que se vivía en el mercado televisivo obligó a los dirigentes a optar por un cambio de rumbo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Evolución del sector televisivo en España

El modelo de televisión adoptado por España es único y diferenciado del que opera en el resto de los países de Europa. La primera clasificación que podemos aplicar a las cadenas que emiten sería la diferenciación entre medios públicos y privados.

Los primeros, hasta ahora, se han financiado tanto por los ingresos publicitarios como por el presupuesto asignado por el gobierno. Los segundos tienen como principal fuente de ingresos aquellos generados por la publicidad, en cambio, para poder emitir deben obtener una licencia de servicio público otorgadas por el gobierno. Estamos, pues, ante un modelo mixto único en Europa.

El profesor de la Universidad de Navarra y miembro del centro de investigación del IESE CIEC, Juan Pablo Artero, realiza una interesante investigación en su libro El mercado de la televisión en España: oligopolio los quince primeros años de competencia privada en el sector.

El autor divide en tres periodos la evolución del mercado televisivo desde 1990 hasta el 2008. El nacimiento y crisis, el nuevo objetivo: la rentabilidad y, por último, la madurez del sector.

En las siguientes entradas desglosaremos de forma resumida cada una de las etapas por las que ha atravesado el sector televisivo en estos últimos 20 años.

En el video se pueden ver los primeros minutos de emisión de Antena 3.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El poder de la radio

Era un 30 de octubre de 1938. Michael Allen salía a última hora de su trabajo. Tenía un puesto como encargado jefe del único establecimiento de comestibles de su pueblo natal. Una fina lluvia comenzaba a caer. Michael apresuró el paso hasta recorrer los doscientos metros que separaban su hogar de su trabajo. La casa en que vivía con su mujer y sus dos hijos no era excesivamente grande, pero a Michael siempre le había parecido acogedora. Una vez traspasado el umbral de la entrada, se entraba directamente a una sala con una pequeña chimenea que daba calor a todo el hogar. Desde la pequeña sala, una puerta daba a la cocina y al baño; y una escalera daba a parar a dos habitaciones: la del matrimonio y la de sus dos hijos. Con el sueldo que ganaba no podía permitirse excesivos lujos, pero reconocía que no estaba nada mal.

Como cada noche, Michael llegó a su hogar cansado tras la jornada laboral. Saludó a Lise - su esposa - y, de forma automática, le preguntó por los pequeños Mike y Arthur, que hacía tiempo que dormían. Michael se sentó en la pequeña mesa que utilizaban para comer mientras su esposa le preparaba algo de cenar. En su espera, Michael fijó su mirada en las brasas que surgían de la chimenea. El fuego poco a poco iba consumiendo la leña y sin saber porqué y de forma involuntaria creyó estar viendo una metáfora de su propia vida. El tiempo consumía su vida y, a su vez, su vida sucumbía ante aquella triste y desesperante monotonía, era el maldito día a día. "Era imposible saber si las brasas consume la leña o es la misma leña la que se entrega al calor de las brasas" pensó Michael. "Creo que hoy he tenido un día bastante duro".

Despegó su vista de la chimenea - o de su propia vida - y echó un vistazo a aquella sala. Una estantería con libros, una decoración hecha a semejanza del dudoso "buen gusto" de su suegra...finalmente decidió que pediría unos días libres en el trabajo. Sin embargo, su vista se posó en aquel extraño aparato electrónico que, años atrás, le había regalado un primo suyo el día, calificado a su juicio de "dramático", de su boda. Hasta aquel momento no había tenido otra función que la que puede tener un gato de escayola. Ocupaba un lugar que seguramente habría tenido un peor aspecto si hubiera estado vacío. Michael sintió el impulso de acercarse al receptor de radio y ver cómo funcionaba. Pulsó el botón que activaba la emisión y giró la pequeña ruedecilla que establecía la frecuencia. De repente, aquel aparato comenzó a emitir sonidos. En principio, unas molestas interferencias, luego una voz con bastante ruido, hasta que finalmente Michael consiguió sintonizar la frecuencia adecuada y escuchar con claridad lo que parecía ser una banda de música. Michael pensó que si un mago le hubiera concedido un deseo no habría pedido otra cosa que escuchar aquellos acordes que ahora inundaban su salón. Reguló el volumen con la otra ruedecilla y se sentó en el butacón con los ojos cerrados.

Michael, mientras escuchaba aquella música, iba cambiando la percepción de su propia vida. Tenía gracia aquel, hasta entonces, aparato electrónico de decoración que le había regalado su primo. "Creo que a partir de ahora tomaré por costumbre esto", se dijo. E incluso, llegó a pensar que el día de su boda no fue "dramático" sino simplemente un "mal día" que puede tener cualquiera. Fue entonces cuando, de forma brusca, la emisión fue interrumpida y una voz nerviosa pero firme anunciaba lo siguiente:

Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45P.M. y las 9:20P.M. Les mantedremos informados.

Michael abrió los ojos y palideció. ¿Podía ser cierto aquello? Lise, desconcertada, primero por que su marido hubiera encendido la radio y más aún por el angustioso mensaje que transmitía, abandonó la preparación de la cena y se sentó al lado de Michael observando boquiabierta aquel aparato electrónico. La banda de música continuaba tocando, pero el sentimiento que antes había experimentado Michael se había transformado en una sensación insoportable de angustia e incertidumbre. Ni se dirigieron la palabra. Unos instantes después se volvió a cortar la emisión y la intervención no dejaba lugar a dudas sobre lo alarmante de la situación. Una voz nerviosa y presa del pánico decía:


Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado, un objeto volador no identificado acaba de tomar tierra ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro de discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...



Michael saltó como un resorte y sin dudarlo un momento subío las escaleras hacía su habitación. Tal era el estado de nerviosismo que tropezó en el penúltimo escalón y, de no haber sido porque se agarró a la barandilla, habría caído de bruces. Tenía muy claro lo que buscaba. Sin perder un segundo abrió el segundo cajón de su mesa de noche, en la parte de atrás había una pequeña caja fuerte. Marcó la combinación 7749 y dentro, donde debía estar, encontró su preciada Colt M1911. Michael era de esos hombres que, en situaciones extremas, sentían una falsa seguridad si tenía cerca un arma. La invasión marciana había llegado y, probablemente, ya no habría nada que hacer. Últimamente se había hecho muchas series televisivas sobre el tema, pero sabía que aquella amenaza era real. Los gritos y el pánico retumbaban abajo, en el salón. Según decía el receptor, los supuestos marcianos habían atacado a la muchedumbre que los rodeaba. Luego, gritos, pánico, caos...


Lise subió al encuentro de su marido con una expresión desencajada en el rostro. Su angustia no hizo más que aumentar cuando lo vió con el arma en las manos.


- Michael, ¿qué piensas hacer con eso? - le grito entre sollozos.

- Es demasiado tarde - contestó Michael con la mirada ida - Es el final. - sentenció -.


Sin dudarlo, con una decisión propia de la locura, Michael entró en la habitación de los niños. Mike y Arthur dormían tranquilamente. Aquella habitación parecía ajena al caos progresivo que, poco a poco, se apoderaba del mundo. Una tenue luz iluminó vagamente el rostro sereno de los dos niños que, en el mundo de los sueños, parecían ser indiferentes a ese fin tan próximo. A la destrucción progresiva y sistemática del ser humano. Al fin de la humanidad. Mientras, las noticias seguían resonando desde abajo. Muerte, destrucción, gritos, caos...



Michael sabía lo que debía hacer. Daría la vida por sus hijos y estaba dispuesto a ahorrarles todo el sufrimiento que se avecinaba. Lise, sin saber las intenciones reales de su marido, no hacía más que sollozar presa de un ataque de pánico. De pronto, Michael, con una asombrosa sangre fría, encañonó a Mike en la cabeza. Los gritos de Lise hicieron que ambos niños, aturdidos aún, fueran regresando a la realidad. "¿Qué pasa mamá?", preguntaba Arthur, que aún seguía abrazado a su pequeño oso de peluche. La voz anónima del receptor, cuya palabra era elevada a verdad absoluta, seguía haciendose eco de todo el horror que los alienigenas habían causado en Nueva York y Nueva Jersey.



Estaba dispuesto a apretar el gatillo, cuando, esa misma voz cambió el tono. Los gritos dejaron de sonar y la sensación de terror desapareció de la transmisión. Michael, extrañado por este cambio, trató de entender lo que aquellas palabras decían:



Soy Orson Welles, damas y caballeros, les aseguro que la guerra de los mundos no tiene un significado más allá que el de vestirnos con una sábana y saltar de un arbusto y decir "Boo!". Hemos aniquilado el mundo entero ante tus orejas, y destruyeron la CBS , espero que hayan aprendido que no hablaba en serio, y que tal institución aún está abierta. Así que adiós a todos, y recuerden, por favor, la terrible lección que han aprendido esta noche: el invasor globular de su sala de estar es un habitante de la parcela de calabazas, y si su timbre suena y no hay nadie, no era un marciano - es Halloween.


martes, 1 de diciembre de 2009

"Periodistas" de Telecinco: ejemplo de comunicación en la empresa informativa

La serie Periodistas, a pesar de emitirse por la pequeña pantalla, ha sido un referente en lo que respecta al acercamiento del mundo de la empresa informativa al espectador televisivo. Telecinco comenzó a emitir esta serie en enero de 1998 y la mantendría hasta 2002 llegando a alcanzar más de cien capítulos divididos en nueve temporadas.



La trama principal era la redacción de un periódico – el Crónica Universal- y más concretamente la sección de Local. En sus inicios trabajaban el jefe de la sección, Luis Sanz (José Coronado), el redactor jefe, Blas (Alex Angulo), dos redactoras: Ana (Alicia Borrachero) y Ali (Esther Arroyo), un becario, José Antonio (Pepón Nieto), dos fotógrafos y una secretaria. También cobra protagonismo la subdirectora del periódico, Laura (Amparo Larrañaga).

La serie nos acerca al mundo de la empresa informativa. Fácilmente se pueden ver los diferentes niveles dentro de la organización, así como las relaciones que se establecen dentro del organigrama.

Entre los aspectos más interesantes para analizar se encuentran los referentes a la comunicación dentro de la empresa. La comunicación descendente, ascendente y la cruzada son cuestiones insoslayables en las empresas informativas ya que las relaciones personales entre los diferentes miembros son continuas y permanentes. La comunicación descendente fluye entre las personas situadas en los niveles más altos de la organización, la ascendente se dirige desde los subordinados a los superiores y la cruzada influye en flujo horizontal entre personas de niveles organizativas iguales o similares y el flujo diagonal entre personas de diferentes niveles que no tienen dependencia directa. Todas estas relaciones se muestran de forma implícita a lo largo de cada uno de los capítulos de Periodistas.

Mención aparte merece la comunicación informal ya que es esta la que “enriquece” la trama de la serie. Las diferentes relaciones tanto sociales como sentimentales son las que “dan juego” e interesan al espectador. En todas las organizaciones se da este tipo de comunicación, ya en la vida real los directivos tratarán de acceder a estos flujos informativos. Conocer ésta se antoja imprescindible para sopesar el clima laboral y las posibles cuestiones negativas que puedan estar germinando en el seno de la empresa.

Dos mercados: la prensa seria Vs prensa amarilla

Toda empresa informativa que inicie su actividad debe afrontar cuestiones como cuál será el producto que ofrecerá a su público y cómo abordará esa realidad.



En el mundo de la prensa parece claro que aquellos compradores de periódicos buscan satisfacer sus necesidades informativas, y en este caso, satisfacer sus necesidades adquiriendo una información más profunda y elaborada que la que podría ofrecer la radio o la televisión.


Teniendo en cuenta esta característica que, en principio, diferencia a los compradores de prensa de los usuarios de otros medios, podemos observar que en el mundo de la prensa existen grosso modo dos formas de abordar la realidad.

La primera sería la denominada “prensa seria” que trata la actualidad siguiendo un modelo clásico: la ausencia de color o colores llamativos o la no utilización de titulares impactantes son algunas de las características de este tipo de prensa.

Sin embargo, existe otro tipo de prensa que aborda la actualidad desde otro punto de vista. Es la denominada prensa sensacionalista o prensa amarilla.

Este tipo de prensa se caracteriza por sus titulares impactantes y el uso abusivo de fotografías detalladas acerca de accidentes, crímenes y todo tipo de sucesos. El término se originó en 1897 durante la batalla periodística entre el diario New Cork World, de Joseph Pulitzer, y el New Cork Journal, de William Randolph Hearst. Ambos periódicos fueron acusados por otras publicaciones “más serias” de tratar con excesiva espectacularidad ciertas noticias para, con ello, aumentar las ventas. Uno esos diarios críticos con la labor de Pulitzer y Hearst, el New Cork Press utilizó el término “periodismo amarillo” para definir su forma de tratar la actualidad.



No sin cierta ironía, apareció en ambos periódicos calificados como sensacionalistas el personaje de cómic The yellow kid (el chico amarillo, se puede observar en la imagen superior izquierda) – considerado el protagonista de la primera tira de prensa masiva publicada a color en Estados Unidos -.

Además del beneficio económico que lograban aquellos periódicos que, a través del impacto que generaban, conseguían mejores ventas que sus competidores, otro de los factores que influyó en la aparición de este tipo de prensa fue el crecimiento de la población inmigrante en los Estados Unidos. De toda Europa llegaban barcos con extranjeros buscando nuevas oportunidades en América. Personas en busca de un nuevo futuro que apenas conocían el idioma. Este nuevo público, sin conocimiento del idioma escrito, favoreció la utilización excesiva de las imágenes.

Por último, aquí vemos un ejemplo que tiene a Obama como protagonista.